Porque ya no me siento tan libre cuando escribo. Por los lastres, las cadenas.
Porque se espera más de mi de la cuenta. Por mis fallos, mis errores, que no cesan.
Porque serás juzgada mientras vivas, cuando mueras, cuando te debatas entre lo uno y lo otro, cuando ames, cuando odies, cuando sientas u olvides por un rato cómo hacerlo.
Que es de débiles ser derrotista, que les repugna cualquier atisbo de optimismo, que no me importa lo que piensen de mi y, sin embargo, será por algo si a menudo no tengo una pizca de autoestima.
Porque me suenan ridículos mis artificios lingüísticos cuando saco mi vena romántica, porque si me expreso de un modo simple me siento mediocre. Sé que parezco estúpida cuando hablo demasiado y que resulto odiosa si me callo.
Dime cómo apartar el humo, que estoy cansada de atravesarlo para no encontrar más que abismos al otro lado.
Dime como confiar, no cómo aparentarlo.
Enseñadme a sentir menos, y a exteriorizarlo más, que tengo déficit de sinceridad conmigo misma.
lunes, 4 de enero de 2016
Invisibles grilletes.
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