Tú leyendo a Murakami entre cafés,
yo recitando a Mayakowski bañada en el humo de mi cigarro.
Y me odio. Y me siento tan sucia, pero tan real.
Reconozco mi pánico a reconocerme. No sé quién soy. Quién era. Quién quiero o debería ser. Y qué motivo pesa más. Pesa más que mi propia ausencia en este mundo de locos.
Me atraganto en recuerdos mezclados con algún licor. Ya no sé. Ya no sé si quiero saber.
jueves, 31 de diciembre de 2015
No sé.
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Más madrugadas de invierno.
Huelo a humo y a fracaso, la vida se me pone cuesta arriba. Bebo demasiado, hablo más de lo que debería.
Mi tinta es la sangre de las heridas de ayer, que ojala cicatricen mañana tus labios. Me guardo rencor, no sé cómo lidiar en todos estos espacios.
Tan vacía que con poco me has llenado, qué debo hacer, sentirte cerca, hablar como antaño.
Quiero tus ojos, tus manos sobre mi piel, algún beso, dejar de cometer errores temiendo perder.
Devuélveme a la vida que yo misma me he quitado.
sábado, 19 de diciembre de 2015
Madrugadas de invierno.
Vivo, estoy más despierta de noche que de día. Bebo más de la cuenta, respiro menos de lo que debería.
Pienso en conceptos, sueño en concreto, hablo en abstracto y te miro en silencio. Diciéndolo todo.
Me doy cuenta de que, si perdiese, te perdería. Y huyo a mi escondite del recuerdo. Y hablo más de lo que debo.
Huelo a humo y no me reconozco. Espero mi turno, me atrevo, suspiro, te rozo.
Me abrazas, te aparto, me alcanzas, avanzo.
Y, aún así, quiero que sepas que estoy aquí. Solo por ti. Por tu presencia. Por tu encanto.
Aunque no sacrificaría un beso en tu ausencia, pero te cedería mis labios. Y la llave a mi mundo, lo más importante.
Te espero. Desespero. Doy otro trago. Empaño tus cristales, recojo mis memorias de madrugada. Que comience un nuevo show.
Tengo armas. Tengo alarmas. Tengo el tiempo entre los dientes para verte, para sorprenderte.
¿Vivo? Sobrevivo. O muero. Me mato. Me agobio. Ardo entre las llamas de mi propio odio. Y me consumo en el fuego de las seis de la madrugada, brindando por algún absurdo comienzo que merecerá la pena concluir.
sábado, 12 de diciembre de 2015
I thought I was living
Aunque no me depares nada nuevo. Aunque no me depares nada.
Nunca creí en las promesas, en órdenes establecidos. Jamás albergué esperanza alguna de que sucediera lo que el sistema determina que debe ocurrir. Y tampoco creo ya en el futuro. Incierto. Irreal. Gris y oculto tras una espesa niebla suicida, como el humo de tu cigarro, el sabor de tus besos, el tacto de las yemas de tus dedos rebosantes de deseo, desprovistas de verdadero amor.
Somos dos cuerpos vacíos tratando de satisfacerse, sin lograr llenar ese profundo abismo que se encuentra en mi interior.