lunes, 30 de noviembre de 2015

Autodestrucción 3.

Otoño me abraza, me asfixia, me arranca la piel a mordiscos. Y, tratando de huir, hallo las cadenas que me atan a su ser. Apresada en esta sala con mil demonios que torturan mi cuerpo, me consumo, dejaré como alimento para las gaviotas mi corazón putrefacto, herido por mil alambres de espinas, por palabras engañosas y promesas encarecidas. Me debatiré inutilmente entre mis fantasmas hasta que cobren vida. Y la vida se torne muerte. Y la muerte escoja el momento oportuno para brindarnos su presencia.

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