martes, 22 de marzo de 2016

Cuerpos.

Solo soy un cuerpo desnudo postrado sobre tu cama, un cuerpo desnudo a finales de invierno que ya no tiene frío porque no está solo y porque está a punto de comenzar la primavera.
Pero lo triste es que tan sólo somos dos cuerpos. Dos cuerpos que se aman, que se cuidan, que se acarician, se rinden tanto al cariño como a la pasión, y se consumen en el fuego de cualquier tentación. Pero dos cuerpos, al fin y al cabo. Y es que a mi me gusta que, de vez en cuando, se rocen las mentes y los corazones.
Sí, eres un cuerpo. Un cuerpo que le pide al mío que se quede, que olvide a los demás, al tiempo y al odio. Que ame, que cuente, que sueñe, que se entregue a él.
Pero mi cuerpo no es independiente. Y no puede cumplir con tantas misiones si la cabeza no lo aprueba. Y este es el caso.

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