Es probable que ni tan si quiera tú desees ser quien se enrede en mis brazos, pero ¿no es cierto, acaso, que me guardas tus silencios y amainas mis tormentas hasta que se apaga mi voz?
No lo sé y, ya sabemos que quizás no importe tanto, pero nunca escogí ser una opción.
Hoy me he puesto el vestido rosa que llevaba el día en que te conocí, aunque ni si quiera pudieras verlo.
Porque cómo le explico al mundo que cuando me pongo guapa es para ti aunque no me puedas ver,
Que todas las horas junto a ti jamás serían perdidas, por poco que podamos hacer.
Que no me importaría traicionar a mis sentidos, si a cambio te pudiera tener.
Que has condicionado mis principios, aunque no desprecies mi manera de ser.
Y es que sólo espero que algún día te veas como yo te veo, me veas como yo te veo.