domingo, 25 de octubre de 2015

Uno.

Besaría todos tus miedos y preocupaciones, acariciaría nuestros errores. Los independientes, los cometidos juntos, mano a mano, y los enmendaría todos y cada uno de ellos.
Bailaría todas las notas de tu voz al son de nuestra canción desesperada. Alrededor de la cálida hoguera de mis sueños, de tu alma.
Viajaría por tu cuerpo de lunar a lunar, de promesa en promesa, fabricando estas ilusiones en las que un buen día caí presa. De tu risa, de tus gestos, de esas dulces manos que ojala pronto me acaricien. De esa tibia piel que anhelo recorrer con mis labios, sobre la cual fundaría mi campamento militar, dispuesta a librar la batalla que vencerá, de una vez por todas, la guerra contra tus demonios, mis fantasmas.
Déjame entrar en tu mente. En lo más profundo de tu corazón. Y te prometo que haré florecer la primavera. Porque, gracias a ti, en mis ojos brillará el sol.

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