Y leen a Ernesto Sabato mis ojeras,mientras me observas, buscando a tientas tus ideas, fugaces, errantes, viajando por la ruta de la Plata como un nómada comerciante. Por la senda de mis cicatrices, tus recuerdos, cuando por separado aprendimos la falacia que supone el mito del amor romántico y al conocernos nos limitamos a curtirnos en el humilde arte de amar, con o sin la aprobación de Erich Frömm.
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